Para el mundo católico de nuestra América latina, el eje de esa fiesta no debe ser el árbol de Navidad (ciprés) que procede de países nórdicos de Europa, si no del pesebre representando la gruta de Belén donde nació Jesús.
El
acebo, el muérdago y el abeto proceden de tiempos pre-cristianos.
Actualmente son plantas de adorno en países europeos.
En
Paraguay en la época colonial, el montaje del pesebre constituía un
importante acontecimiento social y religioso. En las Iglesias se
montaban gigantescos "Belenes" en patios o corredores.
Las
imágenes tenían grandes proporciones, tallados en madera por
artífices indígenas o bien traídos de España e Italia, eran de
estilo barroco.
En
las casas también se armaban el pesebre, las imágenes eran
parecidas a las de la Iglesia pero de tamaño más reducido. El Karaí
o Señor agasajaba a los visitantes mayores con algún licor.
El
típico pesebre en Paraguay...Recuerdo de mi niñez
Mi
niñez lo pasé en el campo, donde hice un recuerdo de los recuerdos
que aún los conservo.
La
llegada de la Navidad era todo un grato acontecimiento. En cada
rancho campesino se montaba el pesebre con el kavoveí de nuestros
campos símbolos de la selva paraguaya, arbusto de pequeñas hojas
siempre verdes con él se armaba el pesebre. En el fondo estaban las
imágenes propias del pesebre: el Niño Jesús, la Virgen y San José,
algunos animales infantables: ovejas, vacas, aves de corral y otros
animalitos. Todas las imágenes de cerámica pintadas de alegres y
brillantes coloridos, rojo vivo, azul, amarillo. No faltaba la
perfumada flor de coco, el karaguatá, culantrillos de los arroyos.
El suelo se tapizaba con granilla. Un fino hilo de agua caía entre
simuladas rocas hechas de arpillera recubierta de vidrio picado y un
espejo que brillaba en el fondo fungía un claro y quieto lago donde
nadaban algunos patitos. De las ramas del kavoveí colgaban las
doradas chipá lopí, nombre genérico de la chipa en forma de
animales y la decorativa roja granada, usada tal vez por su
simbolismo, amor conyugal perfecto de María y José. A todo esto hay
que agregar los faroles (mbopí) para despejar las sombras, allí
donde la luz de la luna no llegaba a penetrar. En el suelo frutas de
estación: melones, sandías, piñas mangos, pacurí, como una
ofrenda al Niño recién nacido.
En
el humilde rancho campesino, como expresión de fe, año tras año,
se exponía el pesebre visitado por el vecindario y personas venidas
en caravana de lejanos pueblos para rendir homenaje con su canto y su
rezo al Niño Jesús. El dueño de casa en retribución ofrecía el
infaltable clerikó (bebida preparada con vino dulce y trocitos de
frutas recogidas de la chacra. Para los niños no faltaba los
caramelos. Al retirarse todos los visitantes del pesebre sin
excepción, decían: "Está muy lindo tu pesebre"
Es
bueno no alterar las costumbres y folclore de nuestro pueblo, pues
tiene sus encantos que nos diferencian de los demás lugares.
Un
pesebre típico paraguayo, sin elementos ajenos, debe considerarse
como manifestación artística autentica mente nuestra.
El
cocotero que se extiende a lo largo y ancho de nuestro territorio,
con el tallo esbelto y liso, terminado con su penacho de hojas con el
viento, representa el más típico paisaje paraguayo, inseparable del
rancho campesino.
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