El apéndice forma parte del intestino grueso, concretamente del Ciego. El adjetivo vermiforme se debe a la forma de gusano que posee. Actualmente es un vestigio evolutivo sin función (se investiga si pudiera tener alguna importancia inmunitaria, pero es poco probable).
Es un órgano que en otros mamíferos herbívoros se llega a desarrollar completamente, siendo de mayor tamaño y tiene como función el almacen de celulosa para ser digerida por bacterias. Lo que indica nuestro pasado herbívoro. Por supuesto, esa función ya no la poseemos. Somos incapaces de digerir la celulosa. De hecho su ingesta sólo está recomendada porque previene el estreñimiento por facilitar el tránsito intestinal al absorber agua y hacer las heces más blandas. Por lo que previene también el cáncer de colón.
Una nota: el apéndice se encuentra en el 70% de todos los primates y roedores. El apéndice, considerado durante mucho tiempo como un artefacto inútil, un vestigio de la evolución según Darwin, se ganó su respeto desde hace dos años cuando los investigadores del centro médico de la Universidad de Duke propusieron que tenía una función crítica. El apéndice, dijeron, es un refugio de las bacterias benignas que pueden alojarse allí hasta que se necesiten para combatir por ejemplo un caso de diarrea infecciosa.
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